viernes, 8 de abril de 2011

Tercer sueño

Estoy durmiendo en la cama de Lola. Son las siete, u ocho. Es invierno, así que la casa está completamente oscura. Escucho que alguien entra en la casa. Entreabro los ojos y veo que es ella. Me hago el dormido y siento como apoya suavemente sus labios sobre los míos. Me debato entre seguir haciéndome el dormido o despertarme, traerla contra mí, y besarla. Decido continuar con la pantomima. La escucho irse hacia la cocina y abro los ojos. Me levanto de la cama y voy hacia la habitación contigua, el amplio living de mi casa. Salgo caminando de la habitación lentamente y luego comienzo a correr, atravesando el living hacia la cocina. Sobre mi hombro alcanzo a ver el piano que queda atrás, y un torbellino de partituras tiradas en el suelo se levanta ante mí, huracanadamente y me envuelve. Trato de mirarme en el enorme espejo que está frente a mí, pero el viento no me lo permite. Inmediatamente descubro que estoy soñando, y que estoy solo en la casa. Freno en seco ante el ciclón de papeles y se me ocurre volver a la habitación lo antes posible para verme dormir plácidamente. Corro a toda velocidad y al atravesar el umbral de la puerta, justo antes de encontrarme con mi propia imagen, o no, despierto en la cama con la sensación de un ataque epiléptico breve.

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